Venganza en las mesas de juego de San Agustín de las Cuevas

En las mesas de juego de San Agustín de las Cuevas, se planea la venganza por el engaño de Santiago. Escucha gratis los últimos cuatro episodios del Gallinero Descabellado.

En las mesas de juego de San Agustín de las Cuevas, se planea la venganza por el engaño de Santiago. San Agustín de las Cuevas que aglutina la pasión de Cristo con la pasión de los juegos de azar. Cuatro cuentos cortos de Madame Calderón de la Barca.

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  •  Episodio 1 - Crescencia teme el engaño de Santiago y que esté planeando apostar todo lo que tienen. Le pide a Fanny que la acompañe a las fiestas para evitarlo.
  • Episodio 2 - En su desesperación, Crescencia le confía a Fanny que Santiago les había prestado dinero a los rebeldes a cambio de un puesto alto y mucho poder. 
  • Episodio 3 - Entre mujeres libertinas y hombres entregados al placer, Crescencia acepta la ironía de que quizás una criada sea quien más pueda ayudarla en este difícil momento. 
  • Episodio 4 - Una maquinaria perfecta digna de un reloj muy bien sincronizado hace que la única pieza que desconoce su verdadera función caiga ante su propia fragilidad.   
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Guión: El engaño de Santiago

¿Puede dejarla sin nada?

FANNY: La Plaza de San Agustín de las Cuevas está muy animada. Por todos lados se ven mesas cubiertas con montones de monedas de cobre. Lámparas de latón y velas de sebo, torcidas, gotean grasa y aceite. Unos chicos harapientos se afanan sirviendo pulque en vasos rajados. En una mesa, hay un banquero, un hombre enormemente gordo, con un pañuelo blanco y sucio amarrado a la cabeza, que cubre un sombrero roto echado a medio lado. Junto a él se sientan dos mujeres de aspecto libertino. Definitivamente están aquí todos los que se arruinaron con el intento de golpe de estado, es la gran oportunidad de recuperar sus fortunas.

CRESCENCIA: Fanny, estoy desesperada. ¡Por favor, no puedes contarle esto a nadie! Sé que Santiago les prestó dinero a los rebeldes, con la esperanza de que ganarían… le prometieron un puesto alto y mucho poder. Y ahora temo que él pierda la herencia de mi familia…

FANNY: ¿Puede dejarte sin nada?

CRESCENCIA: Puede y lo hará si, como temo, ya no me ama.

CORA: No tema quedarse sin nada, las señoras de las mejores clases organizan constantemente maravillosas fiestas en beneficio de los pobres.

CRESCENCIA: Fanny, ¿está dispuesta a permitir semejante impertinencia?

FANNY: Escuchémosla, dice eso porque sabe algo. He llegado a conocerla.

CRESCENCIA: (Con odio.) ¡Es una lépera! (Calmándose.) Pero si usted lo dice…

CORA: Santiago usó la hacienda como garantía para jugar al monte ayer.

(SONIDO: Las dos mujeres expresan su espanto.)

FANNY: No se desmaye usted, Crescencia, que Cora no ha terminado. ¡Cora!

CORA: (Divertida.) El señor ganó once lingotes de oro. Dijo que regresaría hoy mismo a México.

(SONIDO: Las dos mujeres suspiran de alivio.)

FANNY: Ya le decía yo que (no) se apresurara en desmayarse…

CORA: Sin embargo, el señor Don Barragán le rogó a Santiago que se quedara a cenar…

FANNY: ¡Cora!

 CORA: El señor Santiago aceptó y…

CRESCENCIA: ¡Y no me digas más, hoy volverá a apostar, es como si estuviera endiablado! Recemos para que gane.

FANNY: Debes impedírselo. Ve esto: todos están endiablados con el juego. Los mendigos juegan en las esquinas de las calles y debajo de los arcos; los jóvenes juegan en grupos en la plaza; los cocheros y los lacayos juegan en las puertas de los carros.

CRESCENCIA: (Con impaciencia). ¿Te molestaría acompañarme a buscar a Santiago? Temo que ya debe estar apostando…

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